Desarrollo Psicomotor


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Muchas veces, cuando tenemos en nuestra familia un niño con dificultades motrices, sobre todo si no son muy “aparatosas”, se le resta importancia con expresiones como: “No hay problema, su tío caminó hasta los dos años”, “Tiene fea letra pero no será problema pues
podrá usar la computadora”, “no le gusta el triciclo, jugará a otra cosa”.

Sin embargo, está demostrado que la motricidad tiene un papel fundamental en el desarrollo psicológico y social del niño, y viceversa: las experiencias y capacidades se influyen entre sí para ir logrando un desarrollo armonioso, y lograr así la madurez que se requiere en cada etapa de la vida. Por ello es muy importante estar al pendiente del desarrollo de nuestros niños, tomando con seriedad las opiniones que al respecto realicen su pediatra, maestros, etc., para de manera oportuna decidir evaluar sus capacidades de manera formal, si se sospecha de alguna dificultad de desarrollo.

A continuación se comenta información que es importante conocer respecto al desarrollo
psicomotor:

PSICOMOTOR: referente a los fenómenos motores de los procesos psíquicos. Actuación del
cuerpo y movimientos corporales, sobre los ámbitos mental y afectivo de un individuo. La
psicomotricidad implica que los movimientos, actividad y equilibrio regulados por el sistema
nervioso, van a permitir a la persona relacionarse y comunicarse con los demás seres humanos
al permitirle el contacto, la acomodación al mundo exterior y el poder actuar en el medio
ambiente, de una forma adecuada y satisfactoria.


Cuando hablamos de desarrollo psicomotor, nos estamos refiriendo a la maduración global y a
los desarrollos afectivo, cognoscitivo y psicosocial. Se distinguen tres etapas en su evolución:
1) La psicomotricidad de la primera infancia, de 0 a 3 años; 2) La percepción del propio cuerpo,
de 3 a 7 años; 3) La representación y conocimiento del propio cuerpo, de 7 a 12 años.

La importancia de un desarrollo psicomotor adecuado, radica, a grandes rasgos, en que
permite la adaptación del niño al mundo que lo rodea. Las dificultades que pueda presentar un
niño a diversas etapas, mermarán esta adaptación de diferentes maneras, en los ámbitos de
desarrollo social, intelectual, escolar, autoestima, etc.

Teóricos, estudiosos y especialistas confirman lo anterior. Piaget -autoridad mundial en el
campo de la psicología infantil- afirmaba que la lógica del niño se extrae de la experiencia a
partir de los objetos: proviene de las acciones que se ejercen sobre los objetos. También se ha
encontrado que la evolución motora va a favorecer –o a dificultar en el caso de encontrarse
afectada- la lateralidad, las nociones temporales, espaciales, y el desarrollo de la escritura.

Las alteraciones en el desarrollo psicomotor, se traducen en padecimientos específicos como:
dispraxia de desarrollo, trastorno del desarrollo de la coordinación, tics, zurdería contrariada,
paratonía o debilidad motriz, inestabilidad psicomotriz, etc. Llegando a afectar el ámbito de la
personalidad y/o el social, si no se interviene adecuadamente.

Como se puede entender, las dificultades psicomotrices pueden ser muy variadas, lo mismo
que sus repercusiones en la vida del niño. Por ello resulta muy importante prevenirlas,
proporcionándole a su hijo un ambiente que estimule y motive -de acuerdo a su edad y
preferencias- su movilidad, así como experiencias –auditivas, visuales y táctiles- que
despierten su curiosidad y le ayuden a incrementar su conocimiento del mundo, y conocer y
convivir con terceras personas en un ambiente de seguridad.

Es muy importante también estar en constante comunicación con su pediatra e informarse de
los avances esperados en cada etapa, los límites para alcanzarlos y estrategias pertinentes
para apoyar su desarrollo, evitando siempre una sobre estimulación que le fatigue y presione. Y
consecuentemente, al menor indicio o sospecha de retraso en el desarrollo psicomotor, realizar
una evaluación que permita conocer y definir de manera precisa, las dificultades y por supuesto
las habilidades con que cuenta el niño, para poder ofrecerle el tratamiento indicado.

Los objetivos de un tratamiento psicomotor son favorecer la apropiación, conocimiento y uso
del propio cuerpo, y desarrollar la capacidad de adaptación al mundo ayudando al niño a
superar los obstáculos que dificultan su acceso a la autonomía personal. Al mejorar la
capacidad de controlar sus movimientos, se mejora también la capacidad de comunicación y
creatividad, entre otras. De esta forma, se ofrece al niño la posibilidad de sentirse mejor y
poder vivir placenteramente su cuerpo, favoreciendo su aprendizaje escolar y en todos los
ámbitos.

Es muy importante que este tratamiento sea individualizado, es decir, que tome en cuenta y
trabaje con las características particulares de cada niño, y desde luego, dentro de un marco de
atención y sensibilización del entorno familiar y escolar. Estas particularidades se determinan
por medio de una evaluación cuidadosa y completa, realizada por un profesional del área.
Si tiene usted una duda al respecto, no dude en comunicarse a este Centro, donde con gusto
será atendido.

Npsic. Fanny Flores